domingo, 29 de enero de 2012

Isa Gundín y Alberto Mosquera. Video HD. URBAN GRASSHOPPER



Hoy os presento mi último vídeo, sobre los entrenamientos de Isa Gundín (12) y Alberto Mosquera (13) durante el mes de Diciembre. Las olas que riegan este video son de tipo urbano, de calidad baja, pequeñas pero divertidas,. Sin embargo, quiero excusar a estos riders, puesto que siendo los más pequeños de mi grupo, también cogen olas de mayor tamaño. Sin embargo, en esas ocasiones, yo no estoy para grabar sino que prefiero estar más cerca de ellos, cambiando el traje por la cámara.

Este video es un merecido premio para ellos, no tanto por su surfing como por su compromiso a la hora de trabajar. En esta edad todo está aún por aprender, pero es un momento muy dulce de la vida; la infancia surfera. Espero que os guste.
Gracias a todos por las más de 2000 visitas de mi artículo sobre la felicidad. Seguimos en contacto.

lunes, 23 de enero de 2012

Artículo Psicología. La felicidad del surfista. Parte 2


Abordada la parte neuropsicológica de la felicidad, entremos en materia de lo terrenal, en el ello que decía Freud. Antes, resaltaré el aspecto idiosincrásico del Surfing de competición. Es un tema controvertido para mí y lleno de dudas exclusivas.

Personalmente he tenido la suerte de ganar competiciones a nivel autonómico, nacional y en una ocasión europeo (Doniños DK Series 06 –gracias al Grosso por hacer ese Surfusiom y también a Yiyi porque de él y del Sr. Beceiro he aprendido esta técnica–) .
 
Sí. Puedo decir que competición pudo significarme felicidad en alguna ocasión, pero no pienso que sea el tipo de felicidad antropológica del surfista, sino más bien de satisfacción, de complicidad con el esfuerzo personal dedicado a buscar la victoria. El Surf es un deporte individual pero en mi caso y en el de muchos, se viaja en “equipo”, con los de siempre. Nunca es plena la emoción feliz porque si has ganado significa que los que han ido contigo no, y por tanto, no puedes compartir plenamente esa emoción. En este caso, ocurre algo parecido a cuando surfeamos solos: si no lo podemos compartir… no tenemos tan fácil su recuerdo y por tanto, esa sesión de magníficas olas puede caer con mayor probabilidad en el olvido. Además no sé por qué, pero poco después de una prueba, aún ganándola, en seguida estaba ya agobiado, pensando en como prepararme para la siguiente.

 El placer al lado de casa. Santa Comba

Cuando he ganado algún campeonato en ocasiones me he sentido solo. La sensación que yo tenía era mía únicamente. Todavía más, si cabe, si alguno de mis amigos poblaba dicha final ya que esa sensación semidesnatada no tenía nada que ver con la de una sesión regada por olas espectaculares, compartidas con ellos. Analógicamente, yo me alegraba cuando un amigo ganaba. Pero el cabreo que irremediablemente aparecía en mi interior cuando me eliminaban, hacía que mi sonrisa no estuviese a la altura de lo que mi amigo merecía. Siempre quise corregir aquello, creo que lo iba consiguiendo con el tiempo, pero siempre tenía resquicios de dolor, de Kms. dando vueltas a mi derrota. Éste artículo habla de la felicidad, pero las emociones son bipolares y la tristeza, por tanto, debe aparecer mencionada también.

 Los tubos en DK. Jamás me saciaría.

Recuerdo los comienzos de mi hermano en competición, y cómo mi padre (fiel e incondicional a cada una de nuestras citas) irremediablemente se vio obligado a contener su alegría con nuestras victorias, especialmente cuando comprobaba que Nacho me iba a comer en apenas uno o dos años. Nuestro trato siempre fue perfecto, incluso le debo algún favor en el agua, pero sólo podía ganar uno. El patriarca no podía sentirse como Papá Gasol viendo a España. Su obligación era atenuar la emoción de alegría, por respeto al otro, lo cual, le honra pero no creo que sea felicidad plena.

 Con Nacho, mi hermano. Abrigados después de unas horas felices.
La competición ya es cosa del pasado. Libertad

Mi mejor recuerdo en competición lo tengo de cuando yo tenía unos diecisiete años: fuimos dos equipos de cuatro bodyboarders gallegos al campeonato Luso-Galaico de Bodyboard Equipos. Tuve la suerte de formar equipo con Yiyi Obenza, Pichu González y Nano Rodríguez. Deportistas de la talla de Rui Ferreira, Rato, Metallico, Tiago Martins, Tiago Ramires,… se citaron allí, en Oporto. Nos colamos en la final, y en ella ,con una gran actuación de todos conseguimos ganar el campeonato. Por primera vez compartí ocho horas de viaje entre incesantes saltos, gritos, abrazos, risas y sorbos de champagne, desde Leça da Palmeira hasta Ferrol pasando por Vigo y Noia a dejar a los integrantes del otro equipo gallego que viajó con nosotros, parcialmente infectados de nuestra desbordante alegría. Esa fue la única vez que pude asociar competición a felicidad plena. ¿Qué ocurría? Se trataba de un equipo. Un equipazo.

Por ello, me permito la licencia de despreciar la competición individual cuando hablamos de felicidad y no de satisfacción, superación o gratificación a un esfuerzo personal. Por eso envidio esa parte de los deportes de equipo. Adoro el basket sobre todo, y los buenos partidos de fútbol. Por eso disfruto llevando la responsabilidad de la selección de Bodyboard.. La visión del surfing como entrenador personal, me ha aportado algo parecido pues he tenido momentos de felicidad; sobre todo en los momentos que rider, entrenador y familia hemos sido un Equipo.


Cerrado el tema de la competición, otro detalle que no debemos olvidar es que las emociones son bipolares. Es imposible conocer la felicidad sin haber conocido antes la tristeza, ni la ansiedad sin la relajación, al igual que una sesión de olas maravillosa sin otra realmente horrorosa. Sin embargo, si nos remitimos a los indicadores de felicidad de un surfista soul rider por excelencia sin duda encontraremos algunos de estos:

  • Sol
  • Temperatura agradable
  • Tamaño mediano (subjetivo)
  • Poca gente en el agua (mejor sólo amigos entre 2 y 4)
  • Ausencia de peligrosidad o índices suaves
  • Ausencia de lesiones o malestar físico
  • Material en buen estado y adecuado a la sesión
  • CALIDAD y dirección de la ola en sintonía con el surfista
  • Ausencia de Tiburones, Medusas ni contaminación.

Rara es la ocasión en la que todos estos factores coinciden, pero creo que en uno o varios de ellos simbolizan lo que buscamos los que amamos el surf, y por tanto, se representa y se intuye nuestra felicidad. Éstos suponen el fin del camino de la ruta que me propone Punset en su recomendable libro (véase ref.)

Como antes indicamos, todos estos factores pueden variar de forma cualitativa y cuantitativa hasta el punto de tener todos ellos un valor de equilibrio óptimo según la persona, donde excesos y defectos plantean problemas, o lo que es lo mismo nos alejan de la felicidad. Por ejemplo existen surfistas que no conciben una sesión feliz si no se presentan altos gradientes de riesgo. Así mismo también podemos encontrar el perfil contrario.
En cuanto a la calidad y dirección de la ola, he observado como algunos surfistas goofys no disfrutan de una sesión con olas de derechas perfectas así como de surfistas regulars con imponentes izquierdas, por eso la variable calidad de la ola, no puede ir separada, en algunos casos de las preferencias individuales de dirección, incluso en Bodyboard también esta variable puede ser fundamnetal para estar feliz.

Rafa Dopico felicitándose en un viaje juntos.

Ésta es la felicidad intrínseca del soul surfer . Algunos deportes no se pueden practicar si no hay rivales. El surfing feliz no tiene victorias ni derrotas. El surfista ni pierde, ni gana ni es juzgado. Pienso que el surfer de competición que se olvide de dedicar tiempo a la antropología de este deporte, a su belleza, a sicronizarse con la naturaleza en compañía, habrá perdido lo más sagrado de esta manera de deslizarse. Creo que todo surfista Pro debe dejar un hueco para disfrazarse de amateur, para disfrutar del zumo salado. De lo contrario su trabajo, será todavía más duro si cabe.
En resumen, la felicidad es individual, bioquímica, transitoria y se guarda en el cajón de las emociones. Continuamente hacemos esfuerzos para sacarla de allí y los surfers lo solemos conseguir cuando encontramos unos cuantos de los indicadores antes citados. ¿Se les ocurre alguno más ?. Seguro que sí.
Búsquenles... sean felices.

Kako García: Psicólogo experto en Terapia Sistémica.
Agradecimientos a Eugenio Prados y Pablo López. (Fotografía)
Ref. Bibliográficas.
- Punset, E. "El viaje a la felicidad". Ed. Destino. Barcelona 2005.
- Evans, D. "Emotion: The Science of Sentiment" (2001)Editorial Review - Cahners Business Information.
- Kelley, H.y Thibaut, J. (1978) "Interpersonal relations: A theory of interdependence" New York: Wiley

 

martes, 17 de enero de 2012

Artículo Psicología. La felicidad del surfista. Parte 1.


LA FELICIDAD ES TRANSITORIA. SEGÚN VIENE SE VA... COMO UNA OLA (I)

Algunos estaréis pensando que antes de empezar este capítulo deberíamos definir la felicidad al más puro estilo académico, y una vez definida, desarrollar cómo y porqué la buscamos y la conseguimos.
Me remito en este caso al político, economista, escritor y científico multidisciplinar, Eduardo Punset. Sigamos, según su consejo, el camino contrario: estudiemos cuál es el objeto de nuestros deseos pero sin poner pies fuera del terreno que nos une, el surf. Así cuando lleguemos a él por los caminos que la mayoría de los surferos seguimos no echaremos de menos una definición de la felicidad surfera.

Algo interesante nos debe aportar este deporte cuando invertimos una parte tan importante de nuestro tiempo y dinero para el disfrute de unos instantes. Como dice el famoso científico y presentador de televisión en su libro Viaje a la felicidad, "la felicidad es transitoria" y en eso inevitablemente aprecio un paralelismo interesante con nuestro deporte.

Feliz: Foto : Eugenio Prados

Madrugones importantes, comidas que dejamos a medias, viajes caros a lugares de agua caliente y olas cinco estrellas (aunque sea a costa de abaratarlo en barcos pequeños como cayucos), discusiones con nuestras parejas, sensaciones de angustia y miedo (en algunas ocasiones), noches de fiesta,… todo sacrificado para unos segundos de disfrute que llamamos felicidad. Sí, tan solo, unos segundos porque el tiempo en el que vamos surfeando una ola en relación al tiempo que invertimos desde que nos metemos al agua no supera el 3% de media en surfistas de nivel medio-alto, y eso si no contamos las horas de coche que en ocasiones suelen dejar este porcentaje en niveles casi humillantes.

Me parece oportuno este momento para resaltar la gran diferencia con el snowboard que muchos intentan siempre equiparar al surf. No quiero decir que uno sea mejor o peor, simplemente que aquí hay una diferencia importante, sobre todo en cuanto a porcentaje de tiempo surfeando y, por tanto, en la dificultad para aprender a mantenernos sobre la tabla. Si tuviésemos en cuenta la Teoria de los costos y los beneficios (Thibault y Kelley.1978) nos podríamos hacer una idea de cuán provechosa y ventajosa debe resultar la sensación de surfear para los que la practicamos.

Feliz. Foto: Ferru Sopeña.

Pero más que de beneficios, deberíamos volver al tema de las emociones, resultado de un cocktail de neurotransmisores, y éste a su vez de la percepción y la sensación que tenemos cuando surfeamos.
En mi opinión, estas emociones no sólo aparecen cuando nos subimos a una ola, sino que también se esbozan o anticipan de manera indirecta cuando uno ve un parte meteorológico apropiado, cuando ve la primera serie romper mientras aparca el coche (causa segura de algún que otro parte de accidente) o cuando uno de sus amigos te dice cómo de bueno va a estar el mar o anticipa la alta calidad de las olas que vas a coger si le sigues. Hablamos de los momentos de felicidad pre-surf y no debemos obviar los post-surf, como, por ejemplo, esa sesión comentada con los amigos, por no hablar de los instantes previos a observar la sesión de fotos de ese día o de vídeo. En este caso es casi como revivir la emoción solo que desde lo que podríamos llamar reverse angle, o lo que es lo mismo desde otro punto de vista.

Sea como fuere, la felicidad debe ser algo parecido a estos pequeños instantes. Sabemos que la gestión de las emociones se encuentra en el barrio más primitivo de nuestro cerebro el llamado “cerebro reptiliano” (ya lo tenían los reptiles allá por los primeros peldaños de esa escalera que Darwin llamó evolución). Siempre me resistí a pensar que mi perro Chulo no tenía emociones, y como él, un pajarillo o un ratón de laboratorio, aunque con mayores dudas
.
En el cerebro de muchos animales,
la amígdala también responde por las emociones.
Foto: Esther Míguez

Esta parte del cerebro está compuesta por una serie de estructuras nerviosas formada por el hipocampo, la circunvalación del cuerpo calloso, el tálamo anterior y una estructura con forma de almendra que llamamos amígdala. Y es ésta última la principal responsable en las emociones. Lesionar gravemente la amígdala significa no tener capacidad para emocionarse, es decir, ser incapaz de sentir las emociones, como el Capitán Spock (famoso personaje de la serie Star Trek). Evidentemente ésta no es la única estructura responsable de las emociones y tampoco se excluyen conexiones con la parte más moderna del cerebro para éstas, pero si juega un papel protagonista (Evans, 2002, Punset, 2005).

Isa Gundín: Foto: Eugenio Prados
Sin embargo, cuando hablamos de emociones hablamos de cantidad y cualidad de neurotransmisión; curiosamente cuando hablamos de olas, también.
Es indudable que uno de los fenómenos que reconoció y estudió el conductismo es la habituación, o lo que es lo mismo; cuando Carlota (foto abajo) va corriendo por una ola de apenas 20 cm. es posible que estemos hablando de la misma o parecida emoción (a nivel neurlógico) que cuando Yeray Martínez sale por los aires en el Frontón o que cuando Kelly sale de un tubazo de Backdoor, nos referimos a la gestión del cerebro de una emoción en concreto.
Evidentemente, el fenómeno de la habituación hace que tanto Yeray como Kelly se sientan encima de una ola de 20 cm. como mi padre cuando echa una siesta en verano. Superada la necesaria aclaración de la habituación, he observado que la felicidad de un surfista casi podría seguir la de una fórmula matemática (pero eso sería un libro entero) donde factores imprescindibles serían los recuerdos de la experiencia, el deseo del estímulo, la intensidad de la emoción o la percepción subjetiva de peligrosidad.
(CONTINUARÁ ...)

Kako García: Psicólogo experto en Terapia Sistémica.

Ref. Bibliográficas.
- Punset, E. "El viaje a la felicidad". Ed. Destino. Barcelona 2005.
- Evans, D. "Emotion: The Science of Sentiment" (2001)Editorial Review - Cahners Business Information.
- Kelley, H.y Thibaut, J. (1978) "Interpersonal relations: A theory of interdependence" New York: Wiley


Próximamente la segunda parte. Saludos a todos.

viernes, 13 de enero de 2012

Luis Rodríguez XXL

En los últimos entrenamientos antes del campeonato de olas grandes de Punta Galea, Luis se mostraba muy seguro de sus posibilidades. Me repitió unas cuantas veces que la iba a liar.
Dicho y hecho, el premio al mejor wipe out fue unánime. Luis se ha ganado tres cosas con esto.
El prestigio y reconocimiento de la gente vasca.
Invitado de por vida a este evento.
El trofeo al mejor wipe out
El prize money, 500€, es tan ridículo como buena la voluntad de los organizadores.
Para que las marcas sigan apostando por cabellos rubios y gorras "patrás", por olas urbanas y pagafantas.
Mientras, este ferrolano, se juega la vida para dar un espectáculo. Vale 500€ para él, otros muchos quedaron incluso sin premio.
Así nos va. Reflexionen jefazos, que Hawaii no está tan lejos. Saludos a todos.

viernes, 6 de enero de 2012

Savia Vieja. ADRIANES.


Alguna gente de mi quinta, para mi desgracia, encuentra otras motivaciones en su tiempo libre.
La mía, irremediablemente, es meterme en un coche, con la predicción en la mano, y la ansiedad que a uno le invade en los días de viento Sur invernales. Buscar esas olas que me hacen perder la cabeza.

Antiguos alumnos lo desean también. En su , ahora, adolescencia surfera, ellos ahora tiran de mí. La verdad, no creo que ofrezca demasiada resistencia.



Adrián Méndez. Campeón del Cto. Nacional Junior de Liencres 2008.


  Del Surfing al Body. Adrián Formoso, vecino, alumno y amigo.



Es un gustazo ir a surfear con antiguos alumnos. Y que ellos lo deseen tanto... con la chapa que les dí.
Por más que intento quedarme, sólo consigo desearlo más aún. Volver.
 Que tengan un buen año.